El tio Ernesto Andres
Como un axioma universal, todos tenemos en nuestras familias algún personaje singular cuyas historias lo han convertido en una leyenda, que evocamos en cada reunión familiar con nostalgia y calidez. En mi caso particular, siempre recuerdo a mi querido tío Ernesto, poseedor de una labia y simpatía impresionante, era capaz de afirmarte con total seguridad que habia comido un alfajor de pollo y venderte un buzón sin que te dieras cuenta.
Cuentan que, ya de niño era “terrible”, iba a la escuela obligado por la chancleta de la abuela, en ese entonces, se usaba métodos audiovisuales más persuasivos que las técnicas pedagógicas actuales.
Proximamente contare mas cosas sobre mi tio Ernesto Andres y como hacia sus gracias schuet -listicas